Violencia de OBREGÓN

Alejandro Obregón - Violencia, 1962
Alejandro Obregón – Violencia, 1962

Era tan oscura, silenciosa, fría, macabra y brusca, algo así como la «Violencia» de Alejandro Obregón o mejor: la violencia de Colombia.

Más de cinco décadas han pasado desde que Obregón pintó lo que posiblemente es el conflicto: una mujer, embarazada, muerta, desmembrada, deformada, cubierta en sombras y sin pistas de los actos. Éste es el panorama de múltiples catástrofes y a su vez las pinceladas fuertes de un artista que simbolizó la violencia bipartidista de la época, desde hechos no particulares.

Pueblos quemados, fincas abandonadas, torres eléctricas caídas, bienes saqueados y un saldo de 40 mil muertos sólo entre los años 1948 y 1957, fue el resultado de la lucha por tierras, los estigmas políticos y la matanza entre rojos y azules que originó en el sur del Tolima, el nacimiento de aproximadamente 50 grupos guerrilleros y autodefensas campesinas alzadas en armas bajo ideologías tendientes al comunismo y liberalismo que exigían la devolución de viviendas a víctimas, el retiro de fuerzas represivas en zonas rurales y construcción de escuelas, acueducto, centros médicos y puestos de atención en zonas olvidadas por el Estado.

Montañas pictóricas son la anticipación de la barbarie que es capaz el ser humano; el horror que se vivió antes de 1962 y después de ser publicada ésta obra que hoy hace parte de la colección del Museo Banco de la República y no deja causar conmoción entre espectadores recreando episodios que no serán los primeros ni los últimos en la historia nacional.

312.243 es el número de afectados antes de 1985, éste año el Registro Único de Víctimas reportó en total 7.603.597, ésta cifra se encuentra clasificada por desplazamiento 6.646.395, minas antipersona 10.686, tortura 9.795, actos terroristas/hostigamientos 88.016, desaparición forzada directa 45.704, indirecta 115.256 para un total de 160.960 y homicidio 963.949 víctimas.

Pocos conflictos internos se muestran públicamente con cifras similares, aunque sea aterrador apenas es una idea leve del número de personas que han padecido la guerra, pues aún hay centenares de individuos sin identificar.

Como dijo Daniel Samper Ospina en una de sus columnas: Violencia es para los colombianos lo que Guernica o El Gritoson para el mundo’. En un país lleno de múltiples figuras patrias, fácilmente ésta obra puede ser emblema nacional y es una reflexión del pasado al futuro para que en tiempos de paz nadie quiera volver a la guerra.

Daniela Lozano Cuéllar - La nueva Bagatela

Escrito por Daniela Lozano

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